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Así reza un antiguo refrán, algo que nuestros padres suelen decirnos desde pequeños para dejarnos en claro y sin lugar a dudas, nuestra capacidad y valía. Este mismo refrán se lo repitieron muchas veces a Mónica Muñoz desde que era niña, allá en su lejano México. Mónica es Ingeniero – Arquitecto egresada del Instituto Politécnico Nacional, también tiene estudios de Feng Shui, luego se trasladó a España en 2008 para estudiar un Master en Diseño de Interiores.

«Siempre me ha gustado hacer Diseño, pero sentía que era una actividad vacía, por así decirlo, estaba entonces trabajando en una constructora y no era exactamente lo que yo quería, sentía como que le faltaba algo a lo que hacía, fue entonces cuando descubrí el Feng Shui y ví la oportunidad de unirlo a mi actividad de diseño, así encontré ese punto que le hacía falta a mi trabajo». 

Mónica también impartía clases en tres Universidades: Historia de la Arquitectura, Diseño, Creatividad, Dibujo Técnico, Diseño Arquitectónico, Costos y Materiales; en una de las Universidades le pidieron que estudiara algo más para completar su formación y se decidió por el Diseño de Interiores, pero en México era muy caro, buscando opciones encontró en España un Máster de Diseño en la Universidad de Salamanca y en Noviembre de 2008 llegó para iniciar sus estudios, cosa que no le fue fácil en un principio, porque aunque hablemos castellano se le llama a las cosas con diferentes nombres, así que lo primero que hizo fue elaborar su propio Glosario.

En 2010, cuando terminó el Máster, se trasladó a Barcelona para hacer las prácticas, mismas que terminó en Abril de 2011, en esas fechas la ciudad le había conquistado y decidió quedarse a vivir aquí.

«No me enteraba como tenía que hacer mis trámites para poder establecerme, pensaba que el trámite era sencillo y que se pasaba del status de estudiante a residente fácilmente, hasta que alguien me lo dijo y fue cuando empecé a mover el proceso de cambio; gracias a mi abogada, que me ha ayudado fiscal, administrativa y legalmente para hacer mi plan de negocios, verificar su viabilidad, tramitar mi expediente de arraigo – que sepa el idioma, que me haya integrado a la vida cotidiana de la ciudad -, afortunadamente lo han autorizado y estoy iniciando mis actividades«.

Este proceso le tomó aproximadamente 6 meses, lo empezó en Agosto de 2014 y lo presentó a trámite en Diciembre del mismo año, en todo ese tiempo, ha contado con la ayuda invaluable de su abogada, otra mexicana establecida en la Cd Condal especializada en este tipo de procesos, y por supuesto, de su familia en México: sus padres, su hermana, su tía, de quienes recibe apoyo moral y económico, sabe que siempre le echan un cable cuando lo necesita.

Por supuesto que ha recibido también comentarios de todo tipo, desde los que le dicen que es muy valiente y otros que solo exclaman ¡Ufff!, pero Mónica está centrada en lo que quiere y va directo a ello, su familia alguna vez le ha dicho que ya ha pasado mucho tiempo en España pero tampoco la desaniman, es su padre el que a veces ejerce de «Abogado del Diablo» y le dice que piense y evalúe lo que tiene pero el voto de confianza lo ha tenido de su parte siempre, desde el principio, sabe que si pasa el tiempo y no logra lo que quiere, puede volver a México, pero ella lo tiene claro: «yo quiero estar aquí y me gusta Barcelona, su ritmo de vida, la ciudad, la cultura, es cierto que es distinta, pero todo es cuestión de interarse, además mis amigos, mi público y mis alumnos son españoles». 

Y esa integración es tan grande ahora, que se encuentra impartiendo diversos cursos tanto de Feng Shui como de Numerología y de Ilumina tu Mandala; de éste último ha impartido uno en Vic y en su idioma materno: el castellano.

«Como emigrante, me ha costado trabajo empezar porque tienes el pequeño handicap de no ser nacional, el tener que demostrar que tienes aptitudes y que lo puedes hacer muy bien, pero este caminito que he emprendido aquí, también lo he recorrido en mi país, he tenido que empezar de cero nuevamente en Barcelona como decimos nosotros, picando piedra, pero esto me deja la enseñanza de que puedo hacerlo y bien, no me siento inferior, sé que valgo y lo demuestro».  

Problemas en general, no ha tenido ningún obstáculo insalvable, pero si problemas en cuanto a resolución de dudas para trámites en su propio Consulado, donde sencillamente «no se aclaran, no te dicen puntualmente donde se tiene que hacer el trámite, ya que todo lo que no sea el DF, prácticamente somos nosotros los que tenemos que indicarle al Consulado donde y cómo hacerlo, ya que ellos te hacen firmar una carta donde eximes de responsabilidades al consulado en el caso de que el trámite sea erróneo.  Por lo demás, no he acudido a ninguna incubadora de empresas ya que tengo muy claro lo que quiero hacer, solo he contado con la asesoría de mi abogada, los medios me los he proporcionado yo misma, no sé si existen ayudas económicas y/o subvenciones para emprendedores extranjeros, tampoco los he buscado; además de los cursos que imparto he hecho consultorías para Estados Unidos y México vía on-line, ellos me envían los planos y en base a algunos datos y requisitos que necesito, elaboro todo el plan y se los reenvío, ahora mismo esto representa un 30-40% de mi actividad, aunque trabajo más localmente».  

«¿Ser emprendedor? Por supuesto que lo recomiendo, haz lo que quieras hacer, no hay peor lucha que la que no se hace, el hubiera no existe… Si te equivocas, aprende de ellos, nunca te quedes preguntandote ¿y si hubiera….?»

Le pido entonces una frase que la defina, esta es su respuesta:

como dicen en México en general y mi papá en particular: El que es perico, en todos lados es verde

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