Etiquetas
Artículo, Autónoma, Biodegradable, ecologico, Emprendedor, Empresarios, Grameimpuls, Medio Ambiente, Mujer, Santa Coloma, verde
Dos mujeres, madres de familia, preocupadas por el medio ambiente y emprendedoras, ¿Qué mejor opción de negocio que uno de venta de productos bajo impacto medioambiental? Eso es precisamente La Gota Verde, un pequeño local en el centro de Santa Coloma donde Olga y Vanessa desde hace un par de años iniciaron sus actividades empresariales vendiendo productos que fueran menos dañino para nuestro entorno, una pequeña aportación al futuro de nuestros hijos por medio de productos más naturales, de bajo coste y donde también fomenta el reciclaje.
En esta ocasión, me atiende Olga, quien me envuelve de inmediato en su espiral de actividad, simpatía y entusiasmo, es ella quien me explica qué es y cómo nació La Goccia Verde en nuestra ciudad.
Todo empezó un día que veían la TV y estaban entrevistando a un representante de la marca, éste explicaba todo el concepto del negocio: empresa que vende productos que no intoxican al ser naturales y no contener fosfatos ni parabenos (insecticidas), se reciclan los envases (los de casa o si no se tienen, los de la tienda), incentivan la difusión de embalajes biodegradables y difunden detergentes eco-compatibles, en pleno respeto al hombre, animales y medio ambiente.
El proyecto y su filosofía les encantó, ambas como mamás plenamente concienciadas en el tema y pensando en el mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, fue el motivo que las hizo tomar la decisión, desde hace 2 años son ellas las que comercializan esta marca en Santa Coloma.
«Nuestros productos son una alternativa más económica y natural a los productos que encontramos a diario en el supermercado, nos dejamos llevar por las ofertas y no nos fijamos en las etiquetas, si las leyeramos nos daríamos cuenta como estamos intoxicando la naturaleza, creemos que limpiamos pero en realidad estamos contaminando, La Gota Verde ofrece una alternativa natural: jabones y productos que limpian pero no contaminan y también lo notamos en el bolsillo a final de mes porque nuestros costes son bajos; adquirir productos naturales no significa comprar más caro sino comprar mejor«.
Sus inicios no son distintos de muchos emprendedores: trabajadoras por cuenta ajena, imposible conciliar vida laboral y familiar decidieron empezar por su cuenta, así que fueron a Grameimpuls, presentaron el Plan de Negocio, las asesoraron, estudiaron la viabilidad del proyecto y se presentó al Ayuntamiento, fue casi automático la obtención de los permisos, como dice Olga: fue rodado desde el inicio, ya que el consistorio fomentaba la apertura de Nuevos Negocios Innovadores.
Por supuesto, ellas por su cuenta hicieron la formación que la marca les dio para conocieran a fondo los productos además de las estrategias de marketing y ventas. Como empresarias tienen colaboradores en temas de publicidad y marketing, buenos amigos que las asesoran, también participan en Ferias a través de la ACI para darse a conocer y promover la marca.
Dar el pistoletazo de salida fue gracias a sus propios medios y con ayuda de sus familias, pero no consideraron como opción a los bancos, cuanto menos saber de ellos, mejor, comenta Olga.
Cuentan con una persona que les ayuda por las tardes, siendo estas horas el tiempo que dedican a su familia, por las mañanas es Olga quien atiende y Vanessa quien hace labores de venta directa y promoción, también gestiona las redes sociales.
Sus planes para este 2015, son Trabajar, trabajar y trabajar, seguir con nuestro proyecto con el que seguimos ilusionadas como el primer día, que nos conozcan el 80% de los colomenses.
Cuentan para ello, con sus fuerza y buen hacer, por supuesto con el total apoyo de sus respectivos conyuges, quienes desde el primer momento les han brindado confianza, apoyo y las han alentado. Sabían que abrir un negocio en plena crisis del año 2013 era difícil, pero la mejor frase que pudieron decirle a Olga, se la dijo su esposo: …»lo peor que puede pasar es que se pierda la inversión, pero aún así, no pasa nada».
Ellas saben que todo tipo de emprendimiento trae consigo un riesgo y lo asumen sin miedo, mirando hacia adelante, recibiendo con una sonrisa a sus clientes, explicando sus productos y enseñandoles a reciclar.
Para ambas, convertirse en empresarias era un paso casi lógico que tenían que dar, el mercado laboral para una mujer de más de 40, con hijos pequeños y ama de casa, encuentra en el autoempleo la mejor o tal vez, la única opción, «lo tenemos muy difícil, el autoempleo te da un proyecto laboral, por supuesto es mejor trabajar para otros, sabes que tendrás tu paga a final de mes, derecho a baja, vacaciones y prestaciones, pero si se complica por edad, por situación familiar, no te dejan otra opción, al menos el autoempleo es algo que puedes hacer y obtener un ingreso aunque no tengas derecho al régimen general ni sus ventajas de baja por enfermedad, al ser autoempleado sabes que si te enfermas y ese día no levantas la persiana, no ganas dinero. Es difícil, pero no imposible.»
Mientras hablamos no dejan de llegar algunos clientes, Olga los va atendiendo uno a uno, siempre con amabilidad y mucho cariño. Está enamorada de su proyecto, cree en él y lo transmite, sabe que haciendo esta labor el día de mañana sus hijos podrán vivir en un medio ambiente un poquito mas limpio, con menos tóxicos y en total respeto del entorno.